"Intentamos cambiar el mundo aunque el futuro pinte turbio" (LCDM)

domingo, 10 de noviembre de 2013

¿CÓMO VIVIMOS?




Cuan diverso y extenso es hablar de los estilos de vida, tanto, que no sé por donde empezar. Y es que la dificultad reside en que cada uno de nosotros tenemos una manera propia, única e irrepetible  de afrontar la realidad de nuestras vidas; no obstante, aun teniendo unos estilos independientes unos de otros, todos ellos se rige por el patrón europeo de conducta.                                                         

El modelo europeo es el de la realización personal definida por el trabajo. Parece ser que lo que se busca es el dinero y el éxito laboral como base de nuestra felicidad. Vivimos en la cultura del éxito, la cual te obliga en cierta manera a tener que ser emprendedor y trabajador para triunfar. El respeto te lo tienes que ganar con tu sudor, literalmente. En muchas ocasiones aquellas personas que han sido exitosas acaban por convertirse en mezquinas, avariciosas y antisociales. Esta búsqueda insaciables del éxito, el intentar llegar a ser el primero sea como sea, les lleva a centrarse  en ellas mismas. Se acaban olvidando de quienes son realmente y quienes les rodean, dejando a un lado las relaciones personales. No podemos pasar por alto que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza y la carencia de las relaciones entre nosotros nos lleva a la deshumanización. Es esencial el contacto humano con otras personas para recordar quiénes somos, qué es lo que nos define.

Desde pequeños se nos procura inculcar una serie de valores. En dicho intento muchas veces he oído la frase “tienes que estudiar para que en un futuro puedas llegar a  ser alguien en la vida”,; evidentemente en esta y no en la espiritual. En la jerarquía de valores  prima el esfuerzo, el hincar los codos para conseguir estudiar esto o lo otro, antes que el cultivarse para ser buena persona. Lo peor es que parece que somos mejores o peores dependiendo de si hemos estudiado en esta o en aquella universidad.

Sí, vivimos en países desarrollados tecnológicamente, pero que se han ido subdesarrollado y deteriorando  personal y socialmente con el paso de los años. Y digo subdesarrollados y deteriorados  porque las buenas personas, felices, tengan más o tengan menos, brillan por su ausencia; si bien es cierto, la crisis esta haciendo que poco a poco afloren de sus escondites; principalmente porque aún existen personas que se responsabilizan del deterioro de los demás .El deterioro social ha llegado a limites tales que, por ejemplo, quién no ha oído a alguien llorar  diciendo que su vida no valía nada, incluso, que quería morirse porque se le había roto su móvil de ultima generación, preocupada por la bronca de su padre. Cuando oyes algo así te das cuenta de lo preocupante de nuestra situación, en la cual cada uno, para si mismo, es el ombligo del mundo.

Estos estilos de vida materialistas, individualistas o que solo buscan el éxito, contrastan mucho con los estilos de los países en vías de desarrollo donde no tienen nada prácticamente. Allí lo primordial es la supervivencia, tener algo que beber o algo que llevarse a la boca es tan básico que  no siempre esta a la orden del día. Sin embargo, lo que más me impacta es que cuando les ves en reportajes casi siempre tienen una sonrisa en la boca. Entonces es cuando me pregunto ¿son realmente felices?, ¿la felicidad lo da no tener nada que perder? O ¿se es más feliz cuanto menos tengas que perder?

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